Hablar del Modelo de Aprendizaje Experiencial – o Aprender a Modelar la Experiencia

En el transcurso de varios años – y especialmente en ámbitos universitarios – he encontrado cursos de formación en los que el “ponente” (utilizo la palabra muy a sabiendas) presenta ejemplos de “lo que hay que hacer” para “introducir aprendizaje experiencial” en el aula. Lo que sigue es una “ponencia” (eso si con algunas prácticas) de lo que, en la opinión del profesor, son las técnicas adecuadas para realizar “aprendizaje reflexivo”.
En un mundo donde el aprendizaje experiencial o es sinónimo de terapia de grupo o es una pálida réplica de las ideas de Kolb esto es comprensible pero la ironía es patente. ¿Cómo diablos puede hacerse un curso de aprendizaje experiencial si lo único que se hace es hablar de lo que es o no es?
Si solo fuese cuestión de ironía las dificultad se reduciría a la estética – hace un poco feo – pero no es eso. El beneficio principal del aprendizaje experiencial (por lo menos el aprendizaje experiencial con modelado DBM) es que es una aproximación que se base en enriquecer la base experiencial de las personas para, después, organizar y gestionar, no desde una serie de reglas o “hay que haceres” sino desde un sentido sólido y contrastado de lo que funciona, como y por qué (y lo que posible o probablemente funciona).  
En un curso reciente con un grupo de profesores universitarios hice la pregunta a una de las participantes “¿cuales son las fuentes de información con las que contais en este curso?” “Vdes.” me contestó de inmediato. Ahora bien, en ese grupo había muy por encima de 50 participantes cada uno con muchos años de experiencia docente y más de experiencia humana - y solo dos profesores (los "Ustedes" a los que se refería la participante en cuestión). Y sin embargo ¡se nos identificó como la fuente (en singular - ni si quiera una de las fuentes) de información!  
Si identificamos que las fuentes de información incluyen: los demás participantes del grupo, libros y otras publicaciones y – sobre todo y más ignorado que todo – uno mismo, la noción de "recibir del profesor" (o los profesores) o de que el/ la profesor "imparte" algo cambia. Es posible, por supuesto, que el /los profesores proporciona información – de hecho es inevitable, pero no es tan importante como su papel como gestor, director, supervisor e inspirador de las actividades.  
Otra ironía - una vez quitado el foco de atención en el profesor / la profesora como fuente (o fuente principal) de información se le puede prestar una atención mucho más útil y es el comienzo de su involucración más completa en un grupo con muchas más posiblidades.  
Los participantes que atienden en múltiples direcciones cuentan con la base de una experiencia mucho más rica de aprendizaje.

5 comments:

  1. Gran revolución la que hay qué hacer en la Universidad para que no siga pasando lo que TIM nos comenta. Buen trabajo el que estáis haciendo. Realmente es un lujo tenernos a nosotros mismos como fuente de aprendizaje ya que siempre nos acompaña. Optimización de recursos. Además, que nadie lo dude, una vez experimentado, cada uno es su mejor profesor.

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  2. Gracias Laura
    Curiosamente, para el día siguiente, muchas de las personas en ese mismo grupo estaban empezando a pillar el tranquillo. No sé si esto era evidencia de una revolución hiper-rápida :-) o a que gran parte de las habilidades de los recursos necesarios ya estaban "en su lugar" pero no se notaban. Si bien es cierto que aquello que no se nota es como si no existiera también es cierto que notar y utilizar lo que está es mucho más fácil que aprenderlo de cero.
    Un abrazo
    Tim

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  3. Hola Tim,
    La diferencia, por mis experiencias, de aprender mediante el aprendizaje experiencial con modelado DBM y con un profesor como gestor, director, supervisor e inspirador de las actividades, ha creado las condiciones para conocer cómo funcionan muchos de los procesos humanos, no a nivel teórico e informativo, sino a nivel conceptual, y por otro lado desarrollar mis habilidades haciendo y no estudiando como llevaba gran parte de mi vida.
    Muchas gracias por hacerlo posible.

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  4. Gracias a ti, Marta y enhorabuena por tu blog.

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  5. Hola, Tim.

    Me ha gustado esta entrada por lo sintética y directa que es, y, cómo no, por lo que en ella cuentas.

    Lo de la estética, en este caso, para mí tiene el valor del ahorro de muchas vueltas y mucha palabrería que algunos de los que "aún" no lo tenemos tan claro necesitamos para explicar "eso" que sentimos en, por ejemplo, las clases de Alejandro o tus talleres; eso que las hace especiales respecto al resto.

    Lo del contenido, como me pasó repetidas veces a lo largo del curso de verano en la UAH de John McWhirter, me asombra, me inquieta y me da vértigo.

    Innumerables dichos y refranes populares, al menos en castellano, hacen referencia a la importancia de la experiencia a la hora de aprender. ¿Por qué, pues, cuando entramos en un ambiente académico se difumina todo ello? No hace falta ir a la universidad para contemplar perfectos modelos en los que uno da, otros reciben, uno espera que reciban y los otros esperan que les den. Me atrevería a decir que funcionar dentro de ese modelo de aprendizaje donde la experiencia propia ni se la contempla, es uno de los aprendizajes estrella de la etapa académica obligatoria. De hecho, puede que ese aprendizaje (descartar tu experiencia y contemplar como única fuente de información válida los conceptos aportados por una persona) sea la clave de muchos de los éxitos que se dicen académicos en la etapa de educación obligatoria, lamentablemente.

    Un gran saludo
    David.

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