Competente y competencia Describir – Explicar – Justificar


Tal cómo prometí en el post anterior, continuamos

Cada vez que oigo la pregunta “¿qué es una competencia?” me viene a la mente la maravillosa metálogo escrito y descrito por Bateson. Los metálogos son diálogos (probablemente ficcionales) en los que una “hija” plantea exactamente las preguntas apropiadas para el mejor lucimiento del padre. (Sospecho que los que somos padres de verdad a menudo añoramos este mundo luminoso de vástagos curiosos y disciplinadamente inteligentes, pero esa es otra cuestión).

En uno de los “metálogos”, la “hija” pregunta “¿Papá, qué es un instinto?”
Y Papá, listo como él solo, no cae en la trampa de intentar
dar una definición del tipo “un instinto es aquello que permite a los animales....” sino que contesta “es un principio explicativo.”
“¿Pero qué es lo que explica?” responde la niña, y el padre (observen de cerca) contesta
“cualquier cosa, casi cualquier cosa que quieres que explique”.
- Nótese que algo que explique “cualquier cosa”, evidentemente, no explica nada -
La hija pilla esto porque dice en seguida “no seas tonto Papá – no explica la gravedad”.
Pero el padre, brillante, responde “No, pero eso es porque nadie quiere que explique la gravedad si quisiéramos la explicaría. Diríamos “la luna tiene un instinto cuya fuerza varia en proporción inversa a la distancia al cuadrado...”
“Pero esas son tonterías, Papá” “Desde luego pero tú mencionaste instinto no yo” “Vale, pero ¿qué es lo que sí explica la gravedad?”
“Nada, cariño, porque es un principio explicativo”.

“Competencia” no es que sea un principio explicativo, pero es igualmente una trampa para incautos pretender identificar lo que “es” una de ellas. Intentaré explicar.

Como he comentado en otros lugares, el hecho de que algo tenga nombre no quiere decir que exista - más allá de la imaginación. Tampoco quiere decir que la cosa nombrada exista como una sola cosa. De hecho solo quiere decir que alguien ha conectado un sonido (o símbolo) a una experiencia ( o una serie de experiencias que ha agrupado como una). Pero el hecho de crear y de popularizarse un nombre crea y perpetua ambas ilusiones: la de existir y la de la singularidad o unidad.

De esta manera puede ocurrir, a veces, que hay un nombre pero que no existe fenómeno alguno a que se esté haciendo referencia. Este es el caso de los “filtros perceptivos” o “la mano invisible en la economía” o la “energía psíquica”. Estos ejemplos pueden ser fruto de metáforas aplicadas sin cuestionar. Piense el lector que afirmar que “para algunas personas es como si existiese filtros perceptivos/ una mano invisible en la economía/ energía psíquica” etc. es muy diferente que utilizar las etiquetas directamente como descripciones del mundo. También pueden ser el resultado de la repetición de mitos consagrados (“si lo dijo Adam Smith/ Sigmund Freud tiene que ser el caso”) o directamente de errores de pensamiento u observación (no notar que el hecho de que un sistema se asiente o estabilice no es lo mismo que corregirse o que la percepción es un proceso activo y selectivo, no pasivo y filtrante o que las personas respondemos ante el significado de las cosas respuesta que requiere de energía colateral para poder producirse sin que ninguna transferencia directa de energía en la psique).

La segunda ilusión – que hay un solo fenómeno cuando, de hecho, puede haber varios simultáneamente – es parecido a la descripción de un síndrome en la medicina o – más aún – en la psicología. Algo parecido ocurre con la “inteligencia emocional”, el “coaching”, la “motivación”. Diferentes personas o instituciones se refieren a muchas cosas diferentes con la misma palabra proporcionando así la apariencia de estar hablando de lo mismo. Esto no es un ejemplo de lo que a veces se llama polisemia sino de diferentes personas haciendo diferentes agrupaciones de ideas y experiencias y utilizando la misma palabra. La dificultad ocurre cuando intentan resolver las diferencias intentando definir que es ese “algo” a que todos se están refiriendo, sin tener en cuenta que puede no ser nada o que puede ser varias cosas a la vez.

Continuará...


5 comments:

  1. Hola Tim

    Hace unos años hice algo de investigación acerca del modelo de competencias. Me pareció algo triste que después de unos años desde su creación uno de sus padres, R. Boyatzis, expresara su desencanto en cuanto a los resultados que había tenido el modelo. Y digo que me pareció triste ya que en esa misma entrevista afirmaba que "If there’s a theme to my entire professional life, it’s how and why people change. While I got diverted onto the identification of competencies for a while, that was really in the service of change. I did it because I was curious about how people change, and I had to figure out what they change about themselves first.”. A pesar de un deseo genuino de ayudar a los directivos a ser más efectivos, y una curiosidad por entender a los seres humanos el modelo no consiguió aquello para lo cual fue diseñado.
    Saludos
    Patrick

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  2. Hola Patrick
    Gracias por comentar.
    Estoy muy de acuerdo contigo. Puesto que es un "modelo" que, efectivamente, ha producido resultados muy decepcionantes quizá lo que interese es conservar los beneficios del modelo (por ejemplo acercarse más que nociones anteriores a "lo que de hecho ocurre" y más a la experiencia de las personas.
    Tanto en el área de RRHH como en el de la educación (secundaria y terciaria) la noción de competencias se está utilizando para organizar programas de eneseñanza y de desarrollo. Creo en ambos casos hay ejemplos de buena aplicación pero también creo que ocurre con esta al igual que con otras muchas buenas ideas se ha "sobre extendido" en un intento de meter con calzador una cualidad universal inapropiada cuando sería más útil entenderla como distinción específica y parcial.
    No conozco el trabajo de Boyatzis en detalle suficiente para comentarlo coherentemente pero mis tus comentarios concuerdan con mis expectativas al respecto.
    Saludos
    Tim

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  3. Desconozco la aplicación que se hace de las distinciones "competencia", o "competentemente", o "competente" en los modelos educativos actuales (modelo Bolonia p.ej).
    Por lo que dices propones que la distinción sea entendida como "una distinción específica y parcial", ¿a qué te refieres con esto último?
    Saludos

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  4. Hola Patrick
    En el siguiente artículo (que espero publicar hoy) inlciré un enlace a la página de Descipción y Selección de Competencias (DeSeCo) para que puedas leer la descripción de "competencia" allí expuesta.

    En contestación a tu segunda pregunta, si no va ser del todo metafórica (y claro que la nominalización "competencia" (algo que se puede "tener") requiere que alguien esté haciendo o haya demostrado hacer (o ejecutar, llevar a cabo, desempeñar) algo de forma "competente". "Competente" es una distinción aplicada a alguna actuación - una de muchas posibles como "hábil", "capaz", "diestro", "torpe". Como tal describe un aspecto de la calidad de la actuación que sea. Decir que alguien es competente es similar a decir que se puede esperar de el o de ella algo reconocible como una cierta actuación de forma consistente siempre cuando se reunen ciertas condiciones. Es a esto a lo que me quería referir con "parcial" aprecio la necesidad de aclarar - no hay mucho espacio en un comentario de este tipo :-)
    Saludos

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